El uso de cajas fuertes es cada vez más habitual.
Ya no es algo propio de los bancos, las joyerías u otras actividades que requieren un nivel de seguridad elevado, sino que todo tipo de empresas y cada vez más particulares, optan por disponer de cajas fuertes que protejan sus objetos más preciados del robo.
Las primeras «cajas fuertes» eran de madera, después se hicieron más resistentes con la llegada del hierro.
La más antigua es de hace unos dos mil setecientos años, encontrada en la ciudad de Corinto.
En el Imperio Romano, sólo la nobleza necesitaba de este tipo de objetos.
Para garantizar la seguridad de sus cajas fuertes tenían esclavos llamado arcarius, destinados exclusivamente a su vigilancia.
A finales del siglo XV, durante el Renacimiento, se extendió el uso de armarios fuertes, dado el auge de prestamistas y comerciantes.
Pero sería con la invención de la cerradura moderna en el siglo XVIII, cuando se dio un salto cuantitativo en lo que a seguridad se refiere.
En 1840 Fichet creó su primera caja fuerte incombustible
El primer fabricante a nivel industrial de cajas fuertes fue Augusto N. Bauche en 1864, que acabaría fusionándose con Fichet. Hoy en día, no sólo continúan con su actividad, sino que además forman uno de los grupos empresariales más fuertes en el sector.
Durante la segunda guerra Mundial se produce el siguiente salto en su evolución y sofisticación moderna.
Se cuenta la anécdota de que tras el triste suceso de la explosión de nuclear en Hirosima, se encontró intacta a 100 metros de su ubicación original, la caja fuerte de un banco.
Aparecen nuevos métodos de cerradura para las cajas:
Hoy en día la carrera por proteger nuestros objetos de valor continua. La determinación de los delincuentes aumenta, y con ello también las necesidades de los usuarios de cajas fuertes.
Tener una caja fuerte no es sólo cosa el despacho del «jefe», oculta tras algún cuadro de dudoso gusto; Su uso se ha extendido, así nos encontramos con por ejemplo, comercios que necesitan dar distintos grados de acceso a sus empleados para la gestión de efectivo, las empresas necesitan proteger documentación y material informático sensible no sólo de robos sino también del fuego, y por supuesto los particulares ante el incremento de robos en viviendas buscan reforzar la protección de sus pertenencias de más valor.
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Escoger que modelo de cierre o que grado de seguridad nos conviene en una caja fuerte, según nuestra actividad, puede ser complicado. Así que para hacerlo fácil y acertar con la elección de su caja o armario de seguridad, le asesoraremos sin compromiso desde la confianza de ser distribuidores de productos Fichet desde hace más 30 años.
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